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jueves, 14 de octubre de 2010

Ni tango ni París.

"El último tango en París" - Bernardo Bertolucci, 1972


Ayer, después de casi once horas en la facultad y ante la inminente hora en autobús, decidí ir a la biblioteca y sacarme un libro para el viaje. Me acordé de las veces que salió el nombre de Rayuela en las conversaciones del taller. Ya en la biblioteca, escogí la edición que más me gustó (o lo que es lo mismo, la más antigua de las disponibles). Cual fue mi sorpresa cuando al abrir el libro en casa descubrí una carta de amor.
Parece ser que me he metido en medio de una correspondencia amorosa entre dos jóvenes y entre recogida y recogida la casualidad ha querido que sacara justamente el libro que la chica eligió para dejar su carta.
Una de esas situaciones en las que no sabes muy bien qué hacer con el descubrimiento y que además, por una razón muy extraña, te hace pensar en cosas de las que ya te habías olvidado.
La semana sigue, pero es una lástima que el chico nunca reciba la carta. Aunque lo más sorprendente de la historia es que quizá haya provocado más revuelo en mí del que hubiera podido provocar en él; aunque todavía me queda por saber en qué terminará mi paralelismo particular (de esos que no tienen nada que ver con lo dicho).
Para que luego digan que las bibliotecas son aburridas y el romanticismo ha muerto.

7 comentarios:

  1. bonita anécdota de intromisión involuntaria, a mí algo parecido me pasó ayer encontrando una alianza tirada en una plaza,,, con una sensación entre el pudor, la rapiña y el tener en la mano el destino de tal comunicación (o posesión). ¿responsabilidad o desentendimiento?

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  2. Se te echaba de menos por aquí Adrián! La verdad es que no suelo hacer ese tipo de intromisiones en mi habitual forma de llevar el blog pero no podía pasar por alto el episodio. Es una de esas cosas que no tiene la más mínima importancia a primera vista pero no sé muy bien porque se te quedan.
    Un beso.

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  3. Y no olvidemos que esa misma noche un joven de hermosos ojos nos deleitó con la lectura de un fragmento (un poco largo, por cierto) de Rayuela.
    No tengo palabras para describir la sensación que tuvimos todos de participar en esa casualidad cósmica :de repente todo fluía y estaba ordenado en su desorden y los libros nos llevaban de uno a otro y los bares y los hombres y todo en una secuencia mágica e infinita de cosas cuyo sentido pudimos vislumbrar durante los ¿minutos? (¡ya no sé si el tiempo se puede medir en las circunstancias en que nos encontrábamos envueltos!), durante lo que duró la lectura del fragmento de Rayuela.

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  4. Esas historias son las q merecen la pena, yo dejo las cartas en los libros de la fnac... si alguna vez encuentras alguna q sepas q debes de coger otro ejemplar.

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  5. últimamente soy más de librerías de viejo (supongo que será por su encanto) pero lo tendré en cuenta y quién sabe, igual la próxima vez encuentro una carta en un libro de la fnac y sabré quién es el autor;)
    Un beso!

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  6. yo me encontré un libro en la basura. hablaba de las almas gemelas ('El puente hacia el infinito' de Richard Bach) y de amor. dentro había un billete de tren usado. pero el libro era malísimo, una cursilada total. a un hombre que vino pidiendo, se lo regalé por si lo podía llegar a cambiar por un euro...

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  7. Hay que ver! Me estoy dando cuenta de que muchísimas historias como esa se quedan sin conocerse y es una auténtica pena. Lo del billete usado en el libro es precioso!
    Un beso.

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