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sábado, 31 de julio de 2010

Tranquilos, hay para todos.

"Henri Matisse" - Henri Cartier-Bresson


ESTILO ABSTRACTO
Otra caracterísitca suya [de los filósofos y ensayistas alemanes posteriores a Kant] es que siempre que pueden (...) eligen la expresión más abstracta, mientras que las personas de talento eligen en cambio la más concreta, porque esta hace más intuitiva la cosa, y la intuición es la fuente de toda evidencia. (...) La razón de esa forma de proceder es que las expresiones abstractas e indeterminadas siempre dejan abierta alguna puerta trasera, cosa que mucho les gusta a aquellos a quienes la tácita conciencia de su incapacidad les infunde un constante temor a todas las expresiones decididas.

ESTILO DESCUIDADO
Pocos escriben como construye un arquitecto, que primero ha trazado sus planos y los ha pensado hasta los últimos detalles, sino que la mayoría lo hace como se juega a dominó. En efecto, al igual que en ese juego se van perdiendo fichas una junto a otra, en parte siguendo un propósito, en parte al azar, así también sucede con la coherencia y la concatenación de las frases. Apenas saben qué figura resultará en conjunto y dónde va a ir a parar todo. Muchos no saben ni siquiera eso, sino que escriben igual que los pólipos de coral construyen: juntan un periodo a otro, y que sea lo que Dios quiera.

ESTILO DIFÍCIL
Todos los autores mediocres tratan de enmascarar el estilo que les es propio y natural (...) y tienden a dar la apariencia de que han pensado cosas más profundad que lo que en realidad ha sido el caso. Por ello, presentan lo que tienen que decir en giros forzados y difíciles, con palabras recién creadas y periodos excesivamente largos, que dan vueltas alrededor del pensamiento y lo ocultan. Oscilan así entre el intento de comunicarlo y el de esconderlo. Lo que les gustaría es recortarlo y persentarlo de tal manera que recibiese una apariencia erudita o profunda, para que se piense que detrás hay más que lo que en ese momento se percibe.

ESTILO ININTELIGIBLE
Nada más fácil que escribir de manera que no haya quien lo entienda, al igual que nada es más difícil que expresar pensamientos de peso de modo tal que nadie pueda decir que no los entiende. Lo ininteligible está emparentado con la carencia de inteligencia y, en todo caso, es infinitamente más probable que esconda una mistificación que un pensamiento muy profundo.

ESTILO "SUBJETIVO"
El estilo no debe ser subjetivo, sino objetivo, para lo que es necesario disponer las palabras de manera que fuercen al lector a pensar exactamente lo mismo que ha pensado el autor. Pero esto solo se logrará cuando el autor tenga en cuenta constantemente que los pensamientos siguen la ley de la gravedad: recorren el camino de la cabeza al papel mucho más fácilmente que el que va del papel a la cabeza.

"Parerga y paralipómena" - Arthur Schopenhauer, 1868

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